Febrero 2009 Archives

Les presentamos, queridos lectores, a nuestro colaborador Flem Snopes, que de vez en cuando vendrá aquí a despotricar iluminarnos con sus reflexiones.

"Cada vez que leo 'Orgullo y prejuicio' me entran ganas de desenterrarla y golpearla en el cráneo con su propia tibia".

Mark Twain, sobre Jane Austen.

Coincido con ustedes: la cita nada tiene que ver con el tema que este artículo pretende desarrollar. Pero imagínense por un momento que la cita es de Fabio Capello, y se lo imaginarán sin dificultades porque podíamos atribuírsela sin ningún problema en el caso de que hubiese leído Orgullo y prejuicio, cosa que ignoro. Pero ese es el espíritu: recientemente han aparecido en distintos medios de comunicación algunas declaraciones de personajes del mundo del fútbol rajando de la homosexualidad (cuya vacuna está aún por descubrirse, como todo el mundo sabe, pese a los avances de la ciencia en este campo) o, más concretamente, de la presunta homosexualidad de algunos futbolistas. Cierto defensa italiano, capitán en su selección, Balón de Oro y campeón del mundo (blanco y en botella, Juanito; ya lo canta el Calderón: Como iba Juanitoooo / pa' estrellarse en el camióóóón...) se ha erigido en uno de los exponentes homófobos de esta polémica, olvidando que él mismo es un icono gay; al igual que la perla blaugrana, Leo Messi (Bojan no es ni será nunca la perla de La Masía sino una ostra rancia y sin tropiezo), al que los mentideros gay de la Ciudad Condal (los cuartos oscuros del Raval) ya estaban emplumando en sus filas. Y ahora es cuando toda esta introducción cobra sentido: me viene a la memoria aquel túnel que Messi le hizo a Cannavaro en el área del Bernabéu, jugada que terminó con un lanzamiento de Gudjohnsen al segundo anfiteatro, y pienso ¿quién es el maricón? Puesto que si Cannavaro hubiese tenido las piernas cerradas y el culo prieto como debe hacerse cuando uno tiene en frente a un invertido en lugar de abrir sus piernas patizambas como si estuviese intoxicado por una ingesta de popper, el menudo ariete culé (ariete-culé: este chiste es mío) no le hubiese sacado los colores; y más tratándose de un delantero supuestamente gay, a lo que un defensa supuestamente tan machote sólo podía haber respondido con una fractura de tibia y peroné. De la homosexualidad de Cannavaro ya hablaremos otro día, porque hoy lo que nos ocupa es desmentir la de Leonel; porque sí, mafrén, Messi tiene novia.

            La noticia la he visto hoy en el Marca, y de ella se ha hecho eco la prensa mundial. El astro argentino, además, lo confirmó al programa argentino Hat-trick. Poco se sabe (vamos: poco sé yo) acerca de la afortunada: tan sólo que es de Rosario (Argentina) y que, por la foto, debe de medir metro y medio: la altura perfecta para Dennis Rodman, que las elegía además con la cabeza cuadrada para dejar el cubata.

Bienvenidos, hijoputillas míos, a Cómo Te Pasas^TM, el blog de la mala leche y la incontinencia verbal. A aquellos incautos que han caído aquí esperando encontrar humor inteligente, será mejor que se vayan a otro sitio. No voy a perder más tiempo en presentaciones; sin más, y a imitación de nuestro gran gurú y maestro, voy a iluminarles con una de las leyes universales con mayor influencia en nuestras vidas: la Ley del Yogur de Coco^TM.

Esta ley ha sido enunciada de diversas maneras, y ha recibido otros muchos nombres a lo largo de la historia; sin lugar a dudas, en el Antiguo Egipto ya había filósofos que se ponían de perfil para hablar de la Ley de la Pirámide Truncada; con toda seguridad, en Grecia comentaban la Ley del Esclavo Gordaco y en Roma se quejaban por la Ley del Gárum Mal Fermentado. Su nombre actual le fue dado por el eminente MäK. La Ley del Yogur de Coco^TM, también conocida actualmente por Ley de la Amiga Murciélago^TM, tiene el siguiente enunciado:

• Todo pack de yogures tiene un yogur de coco que nadie quiere comerse.
  

No menos importante es su primer corolario:

• Del mismo modo, todo grupo de tías tiene una amiga fea, fea, pero feísima.
  

Pero el que es verdaderamente causa del drama, el auténtico y terrible leitmotiv que hoy nos ocupa, es el segundo corolario:

• Si se empieza el pack, alguien tiene que comerse el yogur de coco: la comida no se tira.

¡Así es, amigos míos! No hay noche de juerga que no acabe en agrias discusiones entre los amigos: quién se lleva a la rubia, quién la morena, y a quién le toca esta noche comerse el yogur de coco. ¿Quién será el amigo solidario que hará de tripas corazón y se llevará a la murciélago? ¿Algún colega con novia será capaz de distraer a la vaca madre, mientras los demás huyen con las sabrosas terneras? ¿Por qué siempre tienes la sensación de que eres el que más yogures de coco acaba comiendo? ¿Por qué todos tienen esa misma sensación? ¡Misterios dignos de Íker Jiménez!

En definitiva, querido lector, cuando esté usted de gambiteo y crea que ha triunfado como los Chichos por haber encontrado una preciosa chica que, contra toda evidencia, piensa que es usted guapo e interesante, no se frote las manos aún: la Amiga Murciélago estará acechándole; la Ley del Yogur de Coco^TM estará a punto de cumplirse una vez más. Su gesta aún no habrá terminado. En próximas entregas, para ayudarle en la difícil tarea de distinguir entre los distintos tipos de chica y señalar rápidamente quién de entre ellas es un yogur de coco camuflado, le ofeceremos la Tabla de Encuentros Aleatorios En Discoteca y una detallada tipología femenina por orden de calidades. De nada.